El trabajo infantil.
Un problema que está presente en nuestra sociedad es el trabajo infantil. Mientras los niños deberían solo dedicarse a estudiar y a disfrutar esa etapa llena de aprendizaje y descubrimientos de todo tipo (ahora tan lejana cuando los años se nos acumulan uno a uno) algunos millones de ellos no lo pueden hacer.
Se estima que más de 168 millones de niños trabajan en el mundo. O sea que 1 de cada 10 niños lo hace. Y de estos, unos 86 millones están involucrados en trabajos peligrosos: trabajan en minas, en fábricas, en el manejo de productos químicos, etc. y además no usan ningún tipo de protección.
Pero, aquí viene la pregunta principal: ¿Por qué trabajan los niños? y su respuesta: La principal causa es la pobreza.
Los padres no ganan suficiente dinero para alimentar y cuidar a sus familias. Por lo que los niños se ven obligados a trabajar para ayudar a su familia.
Y esta situación trae consecuencias y una de ellas es que los niños no van a la escuela. Unos 72 millones de niños en el mundo solo pasan por la educación primaria y después de eso no continúan los estudios. Ya sea porque trabajan y no tienen tiempo para estudiar o porque, aunque la escuela sea gratuita tienen que comprar libros, cuadernos, bolígrafos y además el almuerzo y todo esto es demasiado caro para muchas familias.
Si la enseñanza fuera totalmente gratuita, que la familia no tuviera que pagar nada en absoluto y esto incluye la alimentación, este sería un excelente medio de lucha contra el trabajo infantil. Y esto es una tarea que le corresponde a los gobiernos de cada país.
Otra forma de evitar el trabajo infantil es hacer que las empresas no contraten a menores de edad. Existen países como China, Vietnam, Indonesia y otros más donde sus regímenes dictatoriales y la falta de transparencia legal permite que empresas sin escrúpulos contraten a niños y trabajadores con muy bajos sueldos y mantenerlos amenazados bajo amenaza o castigo a trabajar 7 días a la semana sin descanso.
Por ejemplo un caso muy sonado fue (o quizá aún lo es) de los zapatos tenis “Nike” (los de la palomita) que se fabricaba en Indonesia. Mientras el calzado deportivo tenía un precio final de aproximadamente 130 US dólares, a los niños (cuya edad rondaba los 11 años) se les pagaba 0.14 US dólares por hora de trabajo. (como dato interesante: ¿cuánto cuesta fabricar unos zapatos deportivos?)
SI es inevitable que un niño trabaje entonces hay que tener una vigilancia estricta de los lugares de trabajo. Cuidar que no se les den labores que no requieran un esfuerzo más allá de sus límites físicos, cuidar que los riesgos sean menores o preferentemente nulos, que trabajan en un horario adecuado y que la paga sea la justa por su labor.
Otra forma de combate a la explotación infantil es evitando comprar productos hechos por niños. Claro que no sabemos si el producto fue fabricado por un infante pero hay una buena probabilidad de que este haya sido producido por un niño o un adulto pobre y mal pagado. Hay pistas que nos pueden dar un idea de este hecho: el producto es muy barato y la etiqueta dice “Hecho en China” o en la India, Indonesia, Bangladesh, Nepal, etc.
El trabajo infantil es un mal necesario en muchos sectores de nuestras sociedades. Cuando la pobreza no permite vivir con los requerimientos mínimos de educación, alimentación, salud y diversión, los padres se ven obligados a hacer que a sus hijos trabajen para poder sobrevivir cada día.
En conclusión, existen al menos cuatro estrategias para acabar con el trabajo infantil:
1.- Reducción de la pobreza.
2.- Otorgar una educación de calidad incluyendo programas de cero gasto escolar (útiles escolares) y de alimentación básica.
3.- Crear empleos de calidad (seguros y bien pagados) a los padres o tutores y,
4.- Eliminar bajo leyes y normas más estrictas el trabajo infantil.
“El único trabajo que deben estar obligados a realizar y además hacerlo a la perfección es el de ser niños.”