Para saberlo primero debemos definir lo que es una artesanía. De acuerdo al Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART), nos indica que una artesanía es: “Un objeto o producto de identidad cultural comunitaria, hecho por procesos manuales continuos auxiliados por implementos rudimentarios y algunos de función mecánica que aligeran ciertas tareas. La materia prima básica transformada generalmente es obtenida en la región donde habita el artesano. El dominio de las técnicas tradicionales de patrimonio comunitario permite al artesano crear diferentes objetos de variada calidad y maestría, imprimiéndoles, además, valores simbólicos e ideológicos de la cultura local. La artesanía se crea como producto duradero o efímero, y su función original está determinada en el nivel social y cultural, en este sentido puede destinarse para el uso doméstico, ceremonial, ornato, vestuario, o bien como implemento de trabajo…”
O sea un “objeto artístico propio de una tradición y una comunidad” (al menos así yo lo entendí)
Pero ¿cuál es el valor de ese producto? Hay una diferencia enorme entre costo y valor.
Comúnmente un artesano le pone un precio a su trabajo pero su valor en realidad es más alto que éste. Una artesanía es una obra que necesita un largo tiempo para poderse
realizar.
Hay que buscar el material adecuado, tener una mente creativa, realizarlo de acuerdo a un diseño, aplicar un oficio, darle un excelente terminado al trabajo. Y todo este trabajo es solo para darle un deleite a los sentidos de quien lo adquiere. Y y si se le suma la carga cultural que esta detrás del producto artesanal obtiene un valor muy alto.
Sin embargo el costo no está a la par de ese valor siendo infinitamente menor.
Hay una cuento de Bruno Traven llamado “Canastitas en serie” (aquí lo pueden leer) que nos da una idea de ese valor que tiene la artesanía y al cual nosotros le damos un costo injusto.
Por esto. la próxima vez que veas una verdadera artesanía piensa en todo lo que está detrás de ella, en el cariño y cuidado con la que se realiza, y entonces considera dale su precio justo y aprecia su verdadero valor.
