¡Susto que me llevé!
¡What scare!
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Cuando tengo que hacer un estudio socioeconómico, siempre
preparo un día antes mis documentos y el croquis de cómo llegar a la casa a
visitar. Rara vez me llevo sorpresas, pero recuerdo ese día, me llevé un gran
susto y por supuesto aprendí de ello.
Pasó en los primeros años de ejercer mi labor de
trabajadora social en la realización de estudios socioeconómicos; todo estaba
bien, llegué a tiempo a la colonia del candidato, pero llegó un punto en el que
mi vehículo ya no podía seguir. ¡La calle parecía río empedrado! No sabía qué
hacer, el candidato no tenía teléfono en casa, todo fue por medio del celular. Llamé
y no respondió a mi llamada. No pensé más que en llegar a su domicilio, sólo
tendría que dejar mi camioneta estacionada y bajar esa calle “empedrada”,
realizar la entrevista y ¡listo! Regresar a mi centro de trabajo.

La entrevista se llevó a cabo muy bien, sin contratiempos. A
mitad de la misma, la madre del investigado extrañada me preguntó: “¿vino en carro
o en transporte público?”, a lo que le respondí que había llegado en mi carro,
después me preguntó que ¿dónde lo había dejado? Y le respondí que calle arriba,
debido a que no había podido bajar en él.
Con cara sorprendida y preocupante la señora me dijo las palabras que
verdaderamente me asustaron: “Licenciada, ojalá que encuentre su camioneta
todavía y, cuando se vaya, fíjese muy bien, no vaya a haber algún malandro y le
saque un susto”.

En mi caminata de regreso, acompañada de candidato, sólo
pensaba en qué iba a hacer si mi camioneta ya no estaba, si salía un delincuente.
Estaba arrepentida de haber acudido a esa entrevista, en ese momento sólo me
repetía una y otra vez que “ya no volvería a dedicarme a las visitas
domiciliarias”. Estaba tan asustada que lo único que quería hacer era salir inmediatamente
de ese lugar.
Cuando subimos la calle, ¡estaba mi carro!, sólo solté un
suspiro de alegría, pero el candidato sí que conocía su colonia, pues se puso a
revisar cada parte de mi carro, me dijo que a veces ponían drogas en la parte
baja de los vehículos o que ponchaban las llantas para que no pudieran salir
las personas y asaltarlas en ese momento; en fin, un sin número de cosas que me
dijo que ya ni siquiera me despedí de mano del candidato, sólo me subí a mi
carro y me fui, quería salir de esa colonia inmediatamente.

Es cierto que muchos candidatos viven en zonas muy
vulnerables a todo, donde hay mucha inseguridad, y nosotros debíamos valorar
los riesgos que existieran, llegamos a la siguiente conclusión, consejo que te
doy:
Antes de que acudas a la entrevista pregunta entre tus conocidos,
inclusive al candidato, cómo es el camino a su domicilio y su colonia, con
todos los detalles posibles. Si es muy riesgoso llegar al domicilio solo, es
mejor que la entrevista la lleves a cabo en tu centro de trabajo o en algún
punto neutral, y posterior a ella acudas con el candidato a su domicilio, hagas
las verificaciones correspondientes de un estudio socioeconómico y así los
riesgos que por naturaleza existen en este trabajo se pueden disminuir.
Créanme, me impactó tanto esa experiencia que ahora reviso
cada detalle antes de llegar a una entrevista socioeconómica.
¡Saludos!