Como le afecta a un entrevistado su personalidad.
Hace un par de semanas, me tocó realizar una entrevista a una chica que había solicitado el puesto de vendedora a una empresa de productos lácteos y, como siempre, llegué en tiempo y forma a nuestra cita. Cada que voy a entrevistar a algún candidato llevo en mi mente el tipo de persona con la que me podría topar, de acuerdo al perfil que deba cumplir para el empleo que esté solicitando. Esta visita domiciliaria no fue la excepción.
Por lo regular un vendedor es de carácter firme y muchas veces fuerte, así que me imaginé a una mujer con características similares.
Desde que la persona me abrió la puerta de su domicilio la impresión que me causó fue todo lo contrario: su saludo fue en voz baja y su actitud corporal me dio la impresión de que era una persona insegura, en fin, continué con mi cita.
Toda la entrevista desde su inicio hasta el final, la actitud verbal y corporal de la entrevistada fue la misma, así que cuando la entrevista llegó al clímax, quise saber más sobre su personalidad y me adentré a más preguntas, pues aunque nosotros no emitimos juicios, no quería equivocarme al momento de dar mi opinión a la empresa.
Ella mencionó tener variados estados de ánimo de manera recurrente, a veces amanecía sintiéndose la mejor y más bonita mujer del mundo y en ocasiones la más fea y mala del mundo. Fue así, durante la charla, que me percaté que ella no estaba bien
emocionalmente. Comentó que el día que se entrevistó con el departamento de personal de la empresa contratante ella se sentía positiva y segura de sí misma. Mencionó que desde pequeña su madre le decía cosas negativas de su persona y que cuando su madre la abandonó la dieron al cuidado de una familia muy amorosa, quienes siempre le decían cosas positivas. Pesaba tanto la educación que le dio su madre que a cada momento ella se auto-reprobaba, pues creía que no tenía valor como ser humano y se lo creía, siempre estaba confundida.
Desafortunadamente ella ya traía un problema arrastrando desde niña, que no había atendido y eso le provocaba inseguridad constante.
La experiencia que tuve con la candidata me enseñó lo importante que es que nos valoremos. Día a día debemos ver lo positivo que tenemos, lo que veamos negativo hagámoslo a un lado cambiándolo por actitudes que nos levanten el ánimo. La auto-reprobación sólo nos lleva a deprimirnos y a sentir que no valemos como seres humanos.
Nosotros como trabajadores sociales no emitimos un juicio precisamente, pero sí damos nuestra opinión con respecto al candidato, y estaba claro que para el perfil de un vendedor ella no lo cumplía.
¡Saludos!