Hoy es 21 de octubre.
Sí, ese día en que el calendario se ríe de nosotros con una mezcla de nostalgia y decepción tecnológica.
Porque, ¿dónde están los autos voladores? ¿Y mi hoverboard? ¿Alguien vio el mío? Creo que lo presté en 1993… y nunca regresó.
El futuro que nos prometieron vs. el que nos tocó
En 1985, Regreso al Futuro II nos juró que en 2015 (y por extensión, en 2025) viviríamos en un mundo de tenis autoajustables, pantallas holográficas y pizzas que se hidrataban solas.
Lo que no nos dijeron es que en 2025:
- Tu tostadora quema el pan con la cara de Baby Yoda.
- El “condensador de flujo” más cercano es el WiFi del vecino… que ni siquiera te deja usar.
- Y el único “flujo” que existe es el de TikTok, donde todos viajan en el tiempo… hacia atrás, a sus 15 minutos de fama.
Si Marty McFly llegara hoy… ¿sobreviviría?
- Se estacionan mal el DeLorean en la principal y mas concurrida avenida de la ciudad y… ¡zas! multa automática.
- Piden un Uber: “Llegará en 2 minutos”. Pasan 25.
- Intentan pagar con una moneda de 1985… y el tendero les dice: “¿Eso es de colección o qué?”
- Buscan sus tenis autoajustables… y lo más cercano son unos con luces LED que parpadean al ritmo de Despacito.
Spoiler: Doc Brown se volvería loco. Marty solo querría regresar a 1985… a la época en que el mayor problema era que Biff te robara tu novia.
El verdadero viaje en el tiempo: la vida cotidiana
No necesitas un DeLorean para viajar en el tiempo. Basta con:
- Abrir el microondas: tu sopa estaba hirviendo hace dos minutos… ahora está fría, pegada al plato y con olor a desilusión.
- Revisar tu app bancaria: la fecha de corte llegó antes que tu sueldo.
- Ver el pronóstico del clima: “Hoy habrá lluvias… y también baches nuevos”.
Hasta Alexa se burla: “Tu pedido está en camino” y escuchas una ligera risita.
(Sí, claro. Igual que la paz mundial y la factura del gas que no sube.)
¿Y entonces… para qué celebrar?
Porque aunque el futuro no sea como lo soñamos, sí es como lo contamos.
Celebrar el Día de Regreso al Futuro no es lamentar lo que no tenemos. Es reírnos de lo absurdo que resultó todo… y seguir adelante con un meme en la mano y una calceta fosforescente en el pie.
No tenemos autos voladores, pero tenemos:
- Memes que viajan más rápido que la luz.
- Selfies con filtros de perrito que curan el alma (temporalmente).
- Y la capacidad de convertir cualquier fracaso tecnológico en un chiste compartido.
Brindemos por el futuro… el de verdad
Así que hoy, en este 21 de octubre de 2025, brindemos con un smoothie azul radioactivo (versión moderna del batido de la cafetería del futuro), pongámonos esa camiseta de Marty que ya no nos queda y subamos una foto con cara de “¿esto es lo mejor que la humanidad pudo hacer?”.
Porque al final, el futuro no es una fecha en el calendario.
Es una actitud.
Y si hay algo que Regreso al Futuro nos enseñó, es que el futuro lo hacemos nosotros… aunque sea mientras esperamos a que el WiFi se conecte.


